lunes, octubre 30, 2006

Resillando

Me acaban de hacer un relato, y quien lo hizo afirma que es cierto, que él mismo presenció el hecho. A mi creerlo me agrada.

La historia ocurre en una asamblea de escritores, artistas o algo por el estilo; alguna reunión del Ministerio del Cultura, en fin. En medio de todo el debate alguien pide la palabra y se interna, al obtenerla, en una verborrea infinita de eufemismos eternos. Muela tan conocida para todos los cubanos, bizca, cansona, pedante y repetitiva. Una muela que ni el mismo interlocutor se la cree.

De pronto Abel Prieto, el Ministro de Cultura, presente en dicha reunión, interrumpe al "muelero" y le dice:

- Ya, ya! Que estás Resillando!

Me dio mucha gracia. Muchos de los que aún vivimos en la isla, y otros tantos que se hayan ido en tiempos recientes, sabrán el motivo de risa. Abel Prieto se refería nada más y nada menos que a Antonio Resillez, periodista de la TV, y principal comentarista de temas nacionales en nuestros noticiero, "muelero" por excelencia, y que me disculpe. Y yo que pensaba que era el único que no lo soportaba. Jamás imaginé que más arriba utilizaran su imagen como estereotipo del tan conocido "muelero". No pude evitar reírme.

Todo en el reloj de la inocencia

Me acaba de ocurrir algo tremendo. Una pequeñez, sin duda, pero tenía que comentarla.

Resulta que hace unos días me pelé. Es decir, me pelaron. Me peló un barbero, como es de suponer.

Y un par de días después, de visita en casa de mi hermano, me vio mi sobrina, que tiene sólo cuatro años recién cumplidos, y me dijo

- Tío, que lindo! Te pelaron!

Así no más, de corazón, sin que nadie se lo hiciera notar si quiera.

Y ustedes dirían, bueno, ¿qué tiene esto de extraordinario? salvo que este que escribe el blog resulta que le gusta que lo adulen y le digan lindo. Bueno, me gusta ¿a quién no?. Pero no, no es eso. Es que me llama la atención que todos de adultos decimos

- Ayer me pelé.
- Eh, ¿te pelaste? ¡Que bien!

Y no reparamos en que si nos peláramos nosotros mismo quedaríamos horrorosos. La lógica indica que nos pelaron, no que nos pelamos, pero seguimos insistiendo en usar el lenguaje a nuestro antojo.

Y esta niña, que recién comenzó a aprender a hablar, utiliza la lógica sin influencias preconcebidas por el hábito. Y esa misma lógica que la lleva a decir [in]correctamente “no cabió” en vez de “no cupo”, es la lógica que la lleva a decir correctamente “te pelaron” en vez de “te pelaste”.

Es una lástima que cuando crezca adquiera esos mismos y otros peores y menos inofensivos hábitos que hoy destruyen nuestro idioma (reguetón mediante).

Y yo me apresto a disfrutarla, pues los niños, esos ángeles pequeños, nunca dejan de sorprenderme. Como diría Buena Fe

Sólo se que en esta vida todos
Todos nacimos ángeles
Nada en el reloj de culpabilidad
Todo en el reloj de la inocencia

jueves, octubre 26, 2006

Fluctuaciones

Cuba es un país de fluctuaciones. No en todo, claro. Hay cosas que no fluctúan en lo más mínimo, y quedan inmutables por años. La desgracia es que muy frecuentemente fluctúa lo que no conviene que fluctúe, y se mantiene estable lo que no conviene que se estabilice.

Fluctúa el voltaje y el servicio eléctrico en general. Quizá sea este el ejemplo más claro, o el que más afecta cotidianamente, aunque hay que reconocer que este último verano la mejoría fue notable, y hasta satisfactoria si se quiere, dado el estado en que estaba. Ojalá y ésta tendencia haya llegado para quedarse.

Fluctúa también la disponibilidad de determinados productos en las tiendas. Y lo que más incomoda es que cuando algo se pierde de las estanterías, se pierde en todas. Si voy a comprar puré o salsa de tomate, y luego de pasar por un par de tiendas (tres a lo sumo), aún no lo encuentro, ya se que la probabilidad de encontrarlo en otras tiendas es muy insignificante. Es parte de las desventajas de la centralización. La poca diversidad en la oferta.

También pasa con las marcas de productos. Depende del socio comercial del momento. Ahora con Venezuela y China, llueven los productos de estos dos mercados.

Y pasa también con las tensiones. Tensiones políticas, sociales, culturales y hasta higiénico-sanitarias, como la reciente tensión alrededor de una extra-oficial epidemia de dengue, que ya se ha disipado (la tensión, no la epidemia). U otras quizá más peligrosas, como son las tensiones políticas, casi todas con el vecino del norte, y ocasionalmente con la vieja Europa o con nuestro controvertido continente, América Latina.

Cuando la cosa es con el norte, ambos extremos insultan y patalean, mientras nosotros, la mayoría de nosotros, los afectados del medio, los grises, nos preocupamos por lo que pueda pasar. Entramos entonces en tensiones, en este caso resultantes en tensiones sociales. Pero a la larga las dejamos pasar y seguimos nuestras vidas terrenales, cuyas tensiones y fluctuaciones son más importantes aún. Y dejamos que los extremos se entiendan (que a menudo lo hacen aunque no lo parezca) y se busquen otra querella para seguir pataleando.

Acá les llamamos rachas, quizá porque se asemejan tanto a las rachas en el rendimiento de los peloteros. Algunas veces buenas y prósperas, y otras veces adversas. No puedo describirlo mejor que Habana Abierta en su canción "Lo bueno no sale barato" del reciente disco "Boomerang".

Mira como baja y sube, como sube y baja la marea
Mira como se cubre de nubes, y mira luego como se despeja
Así que aquí seguimos, subiendo y bajando con la marea. Tostándonos con el sol o mojándonos con la lluvia, y esperando que la marea (Yemayá mediante) nos ayude a llegar a tierra firme.

PD: Debo darle crédito al cubano de la isla por la terminología de los grises del medio.

martes, octubre 24, 2006

La era digital

Tener computadora en Cuba es ya de por sí un lujo, así que tener tres es demasiado.

En casa tenemos una, bastante buena por cierto, desde hace ya poco más de tres años. Y aún es un hierro que soporta monstruos como el reciente Adobe Photoshop Creative Suite, el último FIFA 2006 o la ultramoderna Enciclopedia Encarta 2007, por sólo mencionar algunos de renombre.

Pero resulta que de un tiempo a ésta parte, no nos basta con una en casa, y en un reciente debate determinamos que tres serian suficiente. ¡Nada menos que tres! Y yo solía reírme hace unos años de Bill Gates cuando hablaba de redes en casa.

¿Nunca les llamó la atención en la ventana de propiedades del icono “My Computer” de Windows XP, que debajo del cuadro de texto de la descripción de la PC aparecen ejemplos de posibles descripciones, y una de ellas dice “Kitchen’s computer”? No se rían. Esa es la cuarta, para cuando demos el siguiente salto: una computadora en la cocina con Instant Messaging y todo para avisar que la comida está lista.

Pero, se preguntaran, ¿para qué necesitamos tres computadoras en casa si ni siquiera tenemos correo electrónico, y muchos menos Internet? ¿No dicen que la computadora es la red? ¿Qué son tres computadoras fuera de la red?

Pues parece que en la sociedad moderna a todos nos fascina esto de las computadoras, y todos nos inventamos algo que hacer en ella, al punto que la TV no importa mucho. Si a esto le añades que en Cuba por definición la TV gusta poco, se complica el asunto. Además, ya está pasando de moda el VHS, y ahora los bancos de películas “por la izquierda” te rentan lo mejor sólo en VCD o en DVD. Y si no tienes un DVD placer en casa (más difícil aún de conseguir en Cuba), sólo puedes verlo en la computadora.

Entre esto, y que el niño quiere realizar su sueño de jugar con la selección del juego bonito (aunque sólo sea en el monitor); o que la hermana menor tiene que confeccionar los trabajos prácticos que le orientan en la escuela; o mi madre, que aún es joven y tiene proyectos de investigación que le toman mucho tiempo. Y finalmente yo, que para algo ayudo a mantener esta casa.

***

En Cuba es algo complicado hacerse de una computadora. La mayor parte de las veces implica hacer alguna transacción o negocio “por la izquierda”. Y todo lo que es por ésta vía se comienza a resolver preguntando discretamente, y a veces no tan discretamente, a familiares y amigos, a personas cercanas al mundo en cuestión, en este caso personas ligadas al mundo de las computadoras (programadores, administradores de redes y cacharreros). Tanto para establecer contacto con algún vendedor, cómo para que te asesoren sobre la compra y todos esos parámetros que a los simples mortales les resultan abrumadores: que si la memoria RAM, que si los Giga-hercios, que si cuanto disco duro tiene, o si tiene lector/quemador de tal o más cual cosa, que si módem (uno nunca pierde la esperanza de conectarse “por la izquierda”), etc.

Otro elemento es lo que se compra según el capital disponible. Tengan en cuenta que las cifras más comunes, 500, 1000 o hasta 1500 cucos son palabras serias. Claro, el factor “reciclaje” siempre está en constante evolución, como las especies de Darwin. O sea, los que no tienen computadoras y disponen de un modesto capital pueden optar por comprar una computadora de segunda mano. El vendedor de ésta transacción inicial, con el dinero obtenido de haber vendido su “cacharro” más algún otro modesto presupuesto adicional puede darse el lujo de comprar un mejor equipo, quizá aún de uso, pero de menor uso, más moderno y con más prestaciones lógicamente. Y la cosa sigue. El que vendió esta última puede sumar presupuestos y comprarse lo que los americanos llamarían “state of the art”, “lo mejor de lo mejor”. Y así la gente evoluciona, las familias evolucionan, la informatización de la sociedad avanza paralela.

También siempre aparecen los nuevos ricos, que de la nada y con puro “cash” pueden hacerse de alguno de estos “pequeños monstruos” de la noche a la mañana, con dinero de su familia en Miami, ahorrado de algún viaje (oficial o no) que pudiera haber tenido la oportunidad de hacer, o de otros orígenes posiblemente más oscuros.

Y del lado de los que venden, también hay un amplio y surtido espectro, más allá de los que de manera más convencional vende la que tienen para comprar una mejor. Hay has quienes se dedican al negocio en serio, que reciben pedidos, tienen ofertas, y hasta te hacen el delivery justo hasta la puerta de tu casa, al estilo FedEx o DHL. Lo único que les falta es un sitio Web con el formulario de online-shopping, y el aparecer en la guía telefónica.

***

Una vez que adquieres el equipo, que es lo más importante, lo demás es pan comido. El software en particular es un tema bien sencillo: todos los softwares en Cuba son softwares libres (free as in beer, not as in speech). Es decir, nos importa un carajo si podemos ver cómo el software está hecho, y mucho menos si podemos alterarlo a nuestras necesidades, pues tenemos necesidades más imperiosas. Pero sí nos importa la libre disponibilidad universal del software.
¿Necesitas Windows XP, o hasta el flamante Windows Vista? Incluso si lo que tienes es un cacharrito, puedo prestarte un Windows más viejo, Windows 2000, Windows Milenium (que asco) o hasta los ya olvidados Windows 95 y 98.

¿Tu hijo comienza este año a estudiar ingeniería civil o arquitectura? Aquí tienes el AutoCad. Me lo prestó un amigo que es arquitecto.

¿O estás en el giro (muy poblado hoy en día) de los “fotógrafos profesionales”? En casa tengo una copia del último Adobe Photoshop, ¡con crack y todo!

¿Estás aburrido en casa? Coge, aquí tengo el Warcraft III, el Quake, el Doom, el FIFA 2006, el Need for Speed. ¿O prefieres RPGs?
¡Y todo esto de gratis! Y prestado de muy buena gana la mayor parte de las veces. En este mundo del software si hay una empatía y una solidaridad muy inusual en casi todas las demás facetas de la vida en Cuba. Richard Stallman de la Free Software Foundation quedaría boquiabierto al conocer cómo aplicamos aquí en Cuba su concepto de “Free Software”. En fin, una de las pocas ventajas de vivir en un país bloqueado y aislado del mundo.

lunes, octubre 23, 2006

Otra vez por la izquierda

Juro que fue pura coincidencia. Después de haber comenzado este blog me puse a revisar noticias y encontré esta del Washington Post, de ayer domingo, sobre el mercadeo "por la izquierda" que ocurre en Cuba. Lo único jodido es que está en inglés, lo cual puede ser un obstáculo para algunos.

Aunque educativo para un público bastante desinformado de la realidad de la isla, el artículo tiene algunas exageraciones, imprecisiones si se quiere, sobre el fenómeno. Pero en general se describe bastante bien el proceso, y las implicaciones que tiene para los cubanos de a pie.

Algunas frases que me gustaron

Los cubanos van "por la izquierda" casi para cualquier cosa.

...venden la leche subsidiada a precios de demanda para obtener dinero extra.

...también echa a ver cierta elasticidad en el control...

Algunos negocios "por la izquierda", aunque ilegales, son claramente tolerados.

Incluso algunos cubanos críticos del gobierno tienden a tener reacciones acaloradas similares en cuanto el embargo.
Y una que no me gustó
...comprado después de llegar a los límites de la libreta de abastecimiento que dicta los hábitos de compra de todos en el país.
Un poco exagerada esta última frase, no?

Por la izquierda

"Por la izquierda" es una frase muy común en Cuba. Siendo un país con una ideología de izquierda, eso no es de asombro.

Pero el uso de tal frase no tiene nada que ver con la ideología, ni con la política o nada que se le parezca. Tiene que ver más bien con la economía de a pie, con lo que se pone encima de la mesa tres veces al día, con lo que ocurre detrás del tapete, por vías "no oficiales". Está relacionada con las también famosas terminologías de "resolver" y "conseguir"; con el mercado negro, como se le conoce fuera de la isla a tal fenómeno. Con el mercadeo no sólo de cosas materiales, sino también de influencias, de poder, de "palanca".

El famoso matemático griego Arquímedes dijo algo más o menos así: "Dadme una palanca y moveré el mundo". Los cubanos llevan a cabo tal hazaña día por día, con palancas pequeñas medianas y grandes; moviendo mundos pequeños, medianos, y a veces algunos más grandes, si se puede.

El nombre de este blog está inspirado en esta frase, y a través de él y de los comentarios de sus potenciales lectores (parte fundamental para un blog) quisiera poder crear una ventana que mire hacia Cuba "por la izquierda", y no a través del lente usual de las medios de extremo, de acá y acuyá.