martes, octubre 24, 2006

La era digital

Tener computadora en Cuba es ya de por sí un lujo, así que tener tres es demasiado.

En casa tenemos una, bastante buena por cierto, desde hace ya poco más de tres años. Y aún es un hierro que soporta monstruos como el reciente Adobe Photoshop Creative Suite, el último FIFA 2006 o la ultramoderna Enciclopedia Encarta 2007, por sólo mencionar algunos de renombre.

Pero resulta que de un tiempo a ésta parte, no nos basta con una en casa, y en un reciente debate determinamos que tres serian suficiente. ¡Nada menos que tres! Y yo solía reírme hace unos años de Bill Gates cuando hablaba de redes en casa.

¿Nunca les llamó la atención en la ventana de propiedades del icono “My Computer” de Windows XP, que debajo del cuadro de texto de la descripción de la PC aparecen ejemplos de posibles descripciones, y una de ellas dice “Kitchen’s computer”? No se rían. Esa es la cuarta, para cuando demos el siguiente salto: una computadora en la cocina con Instant Messaging y todo para avisar que la comida está lista.

Pero, se preguntaran, ¿para qué necesitamos tres computadoras en casa si ni siquiera tenemos correo electrónico, y muchos menos Internet? ¿No dicen que la computadora es la red? ¿Qué son tres computadoras fuera de la red?

Pues parece que en la sociedad moderna a todos nos fascina esto de las computadoras, y todos nos inventamos algo que hacer en ella, al punto que la TV no importa mucho. Si a esto le añades que en Cuba por definición la TV gusta poco, se complica el asunto. Además, ya está pasando de moda el VHS, y ahora los bancos de películas “por la izquierda” te rentan lo mejor sólo en VCD o en DVD. Y si no tienes un DVD placer en casa (más difícil aún de conseguir en Cuba), sólo puedes verlo en la computadora.

Entre esto, y que el niño quiere realizar su sueño de jugar con la selección del juego bonito (aunque sólo sea en el monitor); o que la hermana menor tiene que confeccionar los trabajos prácticos que le orientan en la escuela; o mi madre, que aún es joven y tiene proyectos de investigación que le toman mucho tiempo. Y finalmente yo, que para algo ayudo a mantener esta casa.

***

En Cuba es algo complicado hacerse de una computadora. La mayor parte de las veces implica hacer alguna transacción o negocio “por la izquierda”. Y todo lo que es por ésta vía se comienza a resolver preguntando discretamente, y a veces no tan discretamente, a familiares y amigos, a personas cercanas al mundo en cuestión, en este caso personas ligadas al mundo de las computadoras (programadores, administradores de redes y cacharreros). Tanto para establecer contacto con algún vendedor, cómo para que te asesoren sobre la compra y todos esos parámetros que a los simples mortales les resultan abrumadores: que si la memoria RAM, que si los Giga-hercios, que si cuanto disco duro tiene, o si tiene lector/quemador de tal o más cual cosa, que si módem (uno nunca pierde la esperanza de conectarse “por la izquierda”), etc.

Otro elemento es lo que se compra según el capital disponible. Tengan en cuenta que las cifras más comunes, 500, 1000 o hasta 1500 cucos son palabras serias. Claro, el factor “reciclaje” siempre está en constante evolución, como las especies de Darwin. O sea, los que no tienen computadoras y disponen de un modesto capital pueden optar por comprar una computadora de segunda mano. El vendedor de ésta transacción inicial, con el dinero obtenido de haber vendido su “cacharro” más algún otro modesto presupuesto adicional puede darse el lujo de comprar un mejor equipo, quizá aún de uso, pero de menor uso, más moderno y con más prestaciones lógicamente. Y la cosa sigue. El que vendió esta última puede sumar presupuestos y comprarse lo que los americanos llamarían “state of the art”, “lo mejor de lo mejor”. Y así la gente evoluciona, las familias evolucionan, la informatización de la sociedad avanza paralela.

También siempre aparecen los nuevos ricos, que de la nada y con puro “cash” pueden hacerse de alguno de estos “pequeños monstruos” de la noche a la mañana, con dinero de su familia en Miami, ahorrado de algún viaje (oficial o no) que pudiera haber tenido la oportunidad de hacer, o de otros orígenes posiblemente más oscuros.

Y del lado de los que venden, también hay un amplio y surtido espectro, más allá de los que de manera más convencional vende la que tienen para comprar una mejor. Hay has quienes se dedican al negocio en serio, que reciben pedidos, tienen ofertas, y hasta te hacen el delivery justo hasta la puerta de tu casa, al estilo FedEx o DHL. Lo único que les falta es un sitio Web con el formulario de online-shopping, y el aparecer en la guía telefónica.

***

Una vez que adquieres el equipo, que es lo más importante, lo demás es pan comido. El software en particular es un tema bien sencillo: todos los softwares en Cuba son softwares libres (free as in beer, not as in speech). Es decir, nos importa un carajo si podemos ver cómo el software está hecho, y mucho menos si podemos alterarlo a nuestras necesidades, pues tenemos necesidades más imperiosas. Pero sí nos importa la libre disponibilidad universal del software.
¿Necesitas Windows XP, o hasta el flamante Windows Vista? Incluso si lo que tienes es un cacharrito, puedo prestarte un Windows más viejo, Windows 2000, Windows Milenium (que asco) o hasta los ya olvidados Windows 95 y 98.

¿Tu hijo comienza este año a estudiar ingeniería civil o arquitectura? Aquí tienes el AutoCad. Me lo prestó un amigo que es arquitecto.

¿O estás en el giro (muy poblado hoy en día) de los “fotógrafos profesionales”? En casa tengo una copia del último Adobe Photoshop, ¡con crack y todo!

¿Estás aburrido en casa? Coge, aquí tengo el Warcraft III, el Quake, el Doom, el FIFA 2006, el Need for Speed. ¿O prefieres RPGs?
¡Y todo esto de gratis! Y prestado de muy buena gana la mayor parte de las veces. En este mundo del software si hay una empatía y una solidaridad muy inusual en casi todas las demás facetas de la vida en Cuba. Richard Stallman de la Free Software Foundation quedaría boquiabierto al conocer cómo aplicamos aquí en Cuba su concepto de “Free Software”. En fin, una de las pocas ventajas de vivir en un país bloqueado y aislado del mundo.

2 comentarios:

waxaxo dijo...

En un curso de Linux que hice acá en Buenos Aires, mis compañeros y hasta el profesor me preguntaban cuan expandido estaba el software libre, y cuando les explique, que si bien hay un grupo de gente que trabaja sobre Linux, la mayoria trabaja sobre Windows, no lo podían creer...
Y eso que no le conté de las películas que pasan en el TV sin pagar derechos (¿pagarán izquierdos?), o de que el discurso oficial habla a 90 millas del enemigo, cuando el país se rige por el sistema métricodecimal... entre otras irrealidades...

Saludos

W.

Gabriel Syme dijo...

Una de las alegrías que me ha quitado vivir fuera de Cuba (en esta vida se gana y se pierde) es poder decir, cada vez que me sigo instalando un programa sin pagarlo o cosas parecidas: "A mí, si quieren enviarme una demanda (como aquellas de la RIAA), que me la manden al Comité Central."

Siempre he encontrado muy refrescante el poder ver a los viejitos sentados en Infanta, medio dormidos, vendiendo los CDs piratas, con un policía parado a pocos metros. Y los he comparado, positivamente, con los pobres chinitos del top manta, siempre tan atribulados, o con los africanos que tratan de pasar desapercibidos mientras intentan vender DVDs en los bares.