lunes, noviembre 20, 2006

Dudas y fantasmas

Vivo en la isla, y desde hace ya algún tiempo la idea de abandonarla me ronda la cabeza como un fantasma indeseable.

Yo siempre fui, y creo que aun lo soy, de los que se sentían renuentes a irse. Y no por los eufemismos y las mentiras repetidas mil veces; no por las consignas ni por la isla que se ve en el noticiero, que no me la creo. Sino porque si todos nos vamos esto se iría más a la mierda, y porque adoro este país, adoro estar en Cuba, nuestra manera de ser, nuestro clima. Porque quizá me aferro y aún tengo esperanzas. He tenido la oportunidad de conocer otros países, pero en Cuba me siento como en casa. Quizá no me han apretado demasiado, y se que algunos de los que lean esto se han sentido más con la soga al cuello al punto de decidirse a abandonar algo que aman.

Pero digo esto pues si antes estaba renuente, ahora lo estoy un poco menos. Quizá la soga está un poco más ajustada en estos últimos meses, y la impotencia lo hace a uno tener pensamientos impuros, antes impensables. O quizá el miedo a lo desconocido se va devaneciendo.

Y entonces me pongo a pensar en todos aquellos que se han ido. Los que ya se cansaron; los que vencieron el temor a lo que les pudiera deparar el destino en tierra ajena. Me pongo a pensar mucho en todas esas caras anónimas, a quienes les pesó más en su balanza la necesidad de irse dejando atrás decepciones que el deseo de disfrutar de esta isla maravillosa y perdida en el tiempo que todos amamos. Y me da pena por ellos, y por mi.

10 comentarios:

waxaxo dijo...

He estado madurando un par de dias este comentario... lo cual no garantiza que éste sea valedero. Igual, como siempre, me decido a escribir sin haber trazado un plan delineador de mis ideas, que de existir están bastante desorganizadas por lo general.

Salir de Cuba es un trauma que una vez superado, la sensación de vacío/plenitud que produce es tan neutra... que el más mínimo movimiento produce un desequilibrio monstruoso. Y para pensar esto debés imaginarte un desequilibrio espacial y multidireccional... no el clásico desbalance cachumbabeano.

Empezás una vida nueva, y cual esponja te nutrís de todo a tu alrededor. Sólo que hay una diferencia notable, la vida nueva te agarra ya con cierta experiencia, con ciertos recuerdos... y esto parace ideal, juventud y experiencia, nacer de nuevo sabiendo hablar, escribir y todo lo demás... pero nacemos y de golpe somos adultos, no hay pasos previos, no hay carrera de empuje, es el salto en seco y de golpe. Dependerá mucho de dónde caigas, con quién caigas, y cómo caigas... El conocimiento previo es un arma de doble filo, te ayuda a comprender mejor la nueva realidad, y a la vez te inhibe a comprenderla del todo. Faltará siempre la formación... la niñez, la juventud... ese tipo de pequeñas cosas que definen a un ser humano, a un ser adulto, a un ser. Esto puede ser flor o guadaña... como todo...

Vivirás largo tiempo un mundo con con las referencias del otro... por más que reniegues o te desentiendas. Dicen (yo no lo puedo asegurar aún) que tras mucho tiempo viene la adaptación, esa figurita difícil y compleja a la que muy adentro le tememos, porque en adaptarse y acostumbrarse se esconde agazapado el olvido, y no queremos olvidar, aunque lo neguemos.

La presión de la soga, o la exactitud de la balanza con la cual sopesarás son meros juegos de azar, breves impresiones, monedas al aire que puede que nunca regresen a tu mano; pero que de seguro caerán alguna vez... y por ahí... un día caminado te la encuentras... y descubrís que lo que creías cara es cruz... o que la moneda es borgeana e infinita como un aleph insondable... como la realidad en sí misma (que no ensimismada).

Salir de Cuba es morir... efectivamente, sin eufemismos de ningún tipo o color.

Pero la muerte no es mala per se, si lo pensamos con detenimiento y sin miedo; muchas veces es mejor que la hipocresía de cierta vida. Pero la vida nueva es sólo eso... nueva... lo cual no garantiza que pueda ser o no la misma de siempre. ¿Depende de uno? y... sí, pero no de manera exclusiva y no en todos los casos. La mayoría de las veces no podemos escapar a la voluntad de ciertos dioses, a ciertos azares o a la dialectica de ciertos contextos históricos, según qué interpretación de la realidad se prefiera.

Salir es morir... te lo dice un muerto.

Left-handed dijo...

Buenas reflexiones Waxaxo.

Sólo algunas preguntas. Te arrepientes? Lo volverías a hacer? Volverías a morir si pudieras echar el tiempo atrás pero con el conocimiento que hoy tienes de la experiencia?

Y por último, hasta qué punto tus reflexiones y tus ideas al respecto se pueden generalizar al resto de la diáspora cubana? O crees que esto es sólo tú y el resto de los que se fueron piensan diferente?

Left-handed dijo...

No entiendo cómo es que fui fuerte con Waxaxo, pero bueno, me disculpo si así es.

Mi último comentario es simplemente una manifestación de duda. Quisiera saber si según su experiencia él se arrepiente de haberse ido, o si a pesar de su terrible idea de que al marcharse murió, aún así volviera a hacer la misma elección. Quiero decir, fueron los beneficios mayores en su caso que el sentirse tan mal por otro lado?

Y lo otro, es que quisiera saber qué opina él de los cubanos que se han ido, si piensan más o menos igual que él (no exactamente igual, por supuesto) o si él cree que es un bicho raro, y que los demás viven sin sentir que murieron al dejar a la isla atrás? Ojo que esto no quiere decir que no sientan nostalgia. Uno puede (y debería) sentir nostalgia, y aún así sentirse aliviado y feliz de haber dejado esto atrás.

waxaxo dijo...

a ver...
Una parte de mi se arrepiente de haberse ido, una parte muy grande de mi que jamás creí que existiese... hay mucho por hacer en Cuba, y ... créase o no, hay mucho que se puede hacer a pesar de las circunstancias. Yo lamento haber descubierto esto una vez que estoy afuera, pero tal vez necesitaba eso... necesitaba distancia.

El tiempo no vuelve atrás, la única forma de realizar algo parecido a lo que me decís es regresar, alternativa que no descarto; sólo que tengo familia y una carrera universitaria en curso, o sea que, decisiones de tal magnitud ya no me pertenecen sólo a mi y por el momento están siendo postergadas. Pero como te dije, el tiempo no vuelve atrás, y a veces tengo miedo que cuando finalmente me gradue si llego a tomar la decisión de regresar, Cuba sea sólo una ilusión, un invento de mi cabeza; aunque para serte sincero, este temor lo tengo ya mismo, todos los días...

Si, me creo un bicho bastante raro en este sentido... la mayoría de los que conozco JAMAS regresaría, y un grupo importante sólo regresaría si cambian las condiciones político-económicas.
Hay gente que prefiere no sopesar, que le tiene miedo a la balanza, porque muy adentro sabe que corre el riesgo de que pese más la isla, el mar, el barrio, la familia y directamente prefiere no planteárselo y así vivir (¿?) tranquilo. Y por otro lado hay gente que abre el paraguas político.

En mi caso, llegado el momento no sé que pesará más... puede ser que me acobarde y no regrese, puede ser que ya no pueda regresar; pero creo que es una alternativa válida, no por gorrión, sino por decisiones que van más allá de politiquerías o de acomodo material: Cuba es un país con sus reglas de juego, como todos los países, hay reglas que comparto y otras que no, pero la estructura es tan válida en la teoría como cualquier otra doctrina, y es tan mierda en la praxis como cualquier otro sistema; pero insisto, yo soy un bicho raro que suele cuestionarse todo a cada paso y suelo analizar interminablemente algunas cosas que están muchas veces dadas por sentadas, porque no es fácil convencerme... de nada.

Saludos

Kubalgie dijo...

Uff, que temita, izquierdo! Te he visitado varias veces, así que aunque no lo creas me pareces un viejo conocido!
A ver..., a ver..., por dónde empezar?
Claro que mi comentario es basado en mi experiencia personal y por lo tanto tal vez poco aplicable a otros en otras condiciones.
Ya yo llevo 13 años fuera y en ningún, ningún momento lo compararía con morir. Todo lo contrario!!!
En Cuba sí que me estaba muriendo!
Fue como renacer, fue volver a respirar (incluso en sentido literal, en Cuba padecía de asma y aquí ni una vez! y por si acaso toco madera).

De alemán no sabía nada, pero nada de nada y me parecía un idioma duro y raro.

Económicamente al llegar estaba en la Tea, lo que se dice la Tea. Salí cuando el dólar estaba prohibido y además soy médico. O sea, una profesión que para nada se presta (o se prestaba en aquella época) para especular.
Dejé un apartamento en el Vedado, grande, lindo, cerca del mar... Y vine a parar a un edificio viejo, destruído y con calefacción de carbón.
En los primeros años ni siquiera soñaba con poder volver a ejercer mi profesión, trabajé en una fábrica, hasta que encontré un trabajito decente en una emisora de televisión donde se hacían programas en castellano.

Incluso en esas condiciones, no sabes lo feliz que era.

Al principio vivía obsesionada con Cuba, hasta mi último viaje a la isla en 1998. Ahí decidí, tal vez de forma un poco neurótica romper con todo lo que me sonara a Cuba. De eso me vine a curar hace poquito.

Actualmente trabajo como médico y me he adaptado, tanto que a veces soy más papista que el papa (más alemana que algunos alemanes). Ya la ciudad es mi ciudad. Ya pienso en alemán. (como Waxaxo piensa en argentino, por el acento que tiene cuando escribe)

No sé... hay mucha gente en el mundo que emigra por otras razones por las que los cubanos emigramos, por otras razones por las que yo emigré. Tal vez bajo otras condiciones hubiese emigrado igual.

A Cuba (a pesar de mi infancia feliz, muy feliz)la recordaba antes con mucho odio y ahora, por suerte, con el paso del tiempo más bien con amargura.

No pienso que regresaré. De mis traumas no te cuento para no amargarte, pero lo que si te aconsejo es que pienses que si tienes familia querida en Cuba y la situación se mantiene como hasta ahora, depende en que circunstancias te vayas corres el riesgo de no verlos nunca más.

Para no terminar tan dramática: encontré hace unos meses a un amigo en Barcelona y le dije "qué rico que vives aquí cerca del mar, yo adoro Colonia, pero me falta el mar". El me respondió: "Chica, no jodas, tu no eres pescao"

Suerte con tu decisión!!!

Left-handed dijo...

Noa, no tengo nada que disculparte. Quizá mis palabras te sonaron fuertes, y puede ser. De seguro el tema suena fuerte.

Kubalgie, yo también he leído tu blog, y hasta lo tengo junto a muchos otros en mis subscripciones RSS que reviso a diario.

Ahora, tú dices que te has ido desembarazando de todo lo que pueda oler a Cuba. Sin embargo, veo que conservas aún varios libros que te llevaste de Cuba, y hasta les prestas la suficiente atención como para escribir sobre ellos. En el fondo me alegro por ti, pues creo firmemente que olvidar completamente de donde vienes puede ser perjudicial para la salud.

Bueno, por lo demás, bienvenida! Y visita mi blog cuando quieras. Ah, se me olvidaba. Si me voy, consideraré a Colonia como destino si es posible, pues el asma también me golpea de vez en cuando. Claro, que por lo general no se puede escoger.

Suerte!

Left-handed dijo...

Ay! se me olvidaba Waxaxo.

Creo que por lo que me conozco, me parezco bastante a ti en varios sentidos. Me considero un bicho raro por varias razones. Primero porque soy blancuzo y eso en Cuba es imperdonable. Y segundo, y más importante, es que también suelo cuestionarme todo o casi todo, y tampoco es fácil convercerme de nada. Reflexiono y pienso mucho sobre casi todo, cosas que la mayoría de las personas pasan por alto consciente o inconscientemente.

Y por eso estoy todo el tiempo pensando en qué será de Cuba, en por qué rayos todo tiene que ser tan complicado en esta vida, y por qué las cosas son aquí como son. Y eso me atormenta. Quisiera a veces ser como los demás, que tratan de sobrevivir sin tratar de arreglar el mundo. Una vez leí una frase de Kafka que me impactó mucho y ahora la recuerdo: "En la guerra entre yo y el mundo, le voy al mundo".

Y bueno, volviendo al tema original, creo que estando ya afuera yo sería parte de ese grupo considerable que sólo regresaría si cambian las condiciones político-económicas. Esas son las razones fundamentales para irme y no creo que sin tales cambios regrese. Además, no creo que le tema a la balanza, pues yo me aferro a no olvidarme de Cuba, por muy doloroso que pueda ser. La amo demasiado como para ignorarla algún día.

Claro, todo esto es quizá muela bizca y barata. Sólo la práctica me dirá si las cosas pueden ser de otro modo. Mientras tanto aquí sigo, viviendo mis contradicciones.

waxaxo dijo...

ja! yo también soy blanco y además rubio (bah, castaño claro, pero eso en Cuba sobra), y cuando caminaba por el vedado y la Habana Vieja me ofrecian de todo. Para colmo era fotógrafo y andaba siempre con una cámara al cuello. No te imaginás como odiaba que me confundieran con extranjero!!!

Saludos

Anónimo dijo...

Brother, a mi tu no me das pena, asi que no sientas pena por nosotros, los que eligimos irnos...
Irse de Cuba no es morir - es renacer. Renacer en libertad - la unica cosa que no te pueden arrebatar de dentro de tu cerebro cuando te despojan de todos tus pocos bienes antes de la "salida definitiva del pais".
Cuba puede ser donde uno nacio y se crio; donde uno quiera vivir es una eleccion en el mundo moderno; son las circunstancias extremas de los que tienen a Cuba secuestrada las que convierten el dejar de vivir en Cuba en un trauma para algunos.
Mis vecinos y colegas aqui donde vivo, gente de mas de veinte paises diferentes, no se plantean el tema asi. Ellos pueden regresar a sus paises cuando quieran; pueden mantener propiedades en ellos, comunicarse libremente sin temor a que su privacidad sea violada, entrar y salir con su pasaporte sin necesidad de pedir permiso a un gobierno que (en el caso de ellos) esta solo prestado por cuatro o seis anhos...
Los cubanos no, y me dan lastima.
Pero no es una circunstancia ligada a la Isla en si; en algun momento ese estado anti-natural cambiara, y entonces lo contrario sucedera, cuando mucha gente abandonara sus paises de nacimiento para buscar el sol en una Isla de gente amable y musical...

Left-handed dijo...

Bueno anónimo, dije pena en el mejor sentido, y bien podría decir también que me dan envidia en cierto sentido. Lo que siento respecto a este tema es un mejunje tremendo, una mezcla absurda de emociones contradictorias. Lástima y envidia, curiosidad y orgullo, etc.

Además, dices que no sientes pena por mi, pero al final entonces sientes lástima por los cubanos en general, incluyéndote e incluyéndome, y eso es más o menos lo mismo que la pena o incluso peor.

Ahora, me gusta mucho lo que dices acerca de las diferencias entre las personas de otros países que se van a vivir fuera de su patria, y cómo para ellos no es tan traumático como para los cubanos, por las razones que todos conocemos, que tú muy bien reflejas en tu comentario.

Y también como tú, deseo y tengo esperanzas de que ese "estado anti-natural" al que te refieres acabe en algún momento.

Saludos
Left